A veces cuando nos enamoramos nos volvemos muy tontos e incluso cometemos errores que luego tenemos que pagar.
Me gusta saber que no soy perfecta, que cometo errores como todos los demás, pero que aún así hay personas que me aceptan por ello.
La vida te va diciendo quien si, quien no y quien nunca.
Llevamos toda la vida buscando el príncipe azul, ese que nos mire como si fuéramos lo mejor que le ha pasado en la vida, sin saber que a veces la emoción se esfuma como el humo de un cigarrillo.
Viviríamos mejor sin esperar nada de nadie, pero nos es más complicado porque siempre esperamos de los demás la misma implicación que nosotros damos.
De ahí que haya tantos fracasos amorosos, amistades rotas e incluso broncas sin sentido.
No estoy melancólica ni mucho menos, pero siempre pienso que mucha gente vive del que dirán y nos dejamos llevar más por el pasado que por el presente porque nos es imposible olvidar lo que sentimos en un momento determinado, tenemos miedo de volver a sentir.
Será que nos encerramos tanto en nosotros mismos que perdemos lo que hay enfrente por miedo a que nos hagan lo mismo.
Vivir el día a día es lo mejor que nos puede pasar, intentando dejar el pasado atrás como decían en el Rey León.
Carpe Diem