Cuando una persona le gusta escribir desde que es pequeño; se da cuenta que con la práctica puede llegar a escribir textos, historias o incluso comentarios de algo que le haya llamado la atención o experiencias que tiene a lo largo de su vida.
Al empezar a escribir con la edad de 6 años en una máquina de escribir; te das cuenta de que las cosas que pones al principio no tienen ni pies ni cabeza; e incluso las escribes sólo como te salen.
Es como el mantener una conversación con una persona; poco a poco empiezas a darte cuenta de que a veces cuando suena repetitivo, la gente se cansa y entonces es cuando aún teniendo una minusvalía puedes llegar a madurar despacio pero decir hasta aquí.
Puedes empezar a ver las cosas de otra manera, e incluso puedes ver cosas que no te gusten; o intentar que cuando te intentan engañar saber hasta que punto puede llegar el engaño de alguien.
Sé piensa la gente que no podemos darnos cuenta de muchas cosas de la vida; e incluso intentar entender cosas complejas, hay mucha gente peor que no entiende las cosas o te repite mucho lo mismo y te vuelve loco.
Hay que saber convivir con personas de todo tipo, porque tarde o temprano te las vas a encontrar o incluso gente de tu alrededor que puede llegar a tener doble cara y jugártela en menos de nada; tienes que estar atento para todo eso.
Pues a la hora de escribir es lo mismo, cuando escribes algo queda plasmado en el papel y la gente que lo lee lo puede malinterpretar y sentirse ofendido; aunque para eso hay una frase muy buena que dice: Lo que escribo no siempre es una indirecta para los demás, lo que te puede es tu conciencia.
Es buena porque te hace ver que la gente siempre piensa que es para ella e incluso se hace la protagonista, cuando igual no estás hablando de nadie en particular ni nada en concreto.
